Bloque G – LL

Entre estas letras brota la ternura de la selva, hecha canto, raíz y recuerdo vivo.

En este tramo el idioma se vuelve más sonoro y cercano, como el murmullo del río al rozar las piedras. Las letras G, H, I, J, K y LL sostienen palabras que nombran plantas sagradas, cantos que guían en las festividades y expresiones que guardan la ternura cotidiana. Cada término recogido aquí vibra con la memoria de los abuelos, enlazando la vida en la chacra, el juego de los niños y las historias contadas al calor del fogón. Es el espacio donde el Kichwa revela su dulzura y firmeza, recordándonos que la lengua no solo comunica, sino que también abraza.