Bloque S – Z
Al cerrar el alfabeto, la lengua se abre al infinito, como la selva que nunca termina

Las últimas letras guardan la fuerza de lo que permanece. De la S a la Z se revelan palabras que nombran espíritus de la selva, plantas de poder, caminos y montañas que sostienen la identidad. Este tramo final es como el ocaso en el monte: no significa un fin, sino la certeza de que cada día la lengua vuelve a renacer en los labios de quienes la pronuncian. Aquí el Kichwa se muestra como herencia y promesa, como raíz que se prolonga en el tiempo.
